Las autoridades responsables de la seguridad de la población deben evitar la generalización del sentimiento de inseguridad que poco a poco va calando en el ánimo de algunos.
A quien se siente inseguro nada le aprovecha, incluidos buenos consejos y alimentos.
Después de la ocurrencia de los denominados desastres naturales, la susceptibilidad es un sentimiento común en cualquier parte del mundo.
Y como es fácil recordarlos por haber ocurrido, uno en octubre pasado, el huracán, y el otro el hace apenas ocho días, el inesperado temporal sobre la parte más poblada del país, una buena parte de población ha padecido en su propia piel los efectos de Fiona y las inundaciones de la capital.
Quienes no estuvieron expuestos a los efectos directos de los vientos o las aguas de uno y del otro, han sido testigos de sus efectos por los medios masivos de comunicación que hoy día casi ponen a la gente a vivir en carne propia hechos remotos.
El resultado es un efecto interno de debilidad que se manifiesta en sentimientos de inseguridad.
Hay que evitar que esta inclinación del ánimo se extienda a otros ámbitos, como el de abandono ante las acciones de asaltantes y ladrones, regularmente gente armada y desalmada. Debemos ser proactivos, no reactivos.
Nos permitimos compartir el editorial del periódico eldia correspondiente al viernes 11 de noviembre de 2022
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