Por Isaura Estévez
Desde la primera semana de toma de posesión del alcalde Dio Astacio, los regidores de Santo Domingo Este le dieron la espalda al pueblo que lo eligió y decidieron postrarse a los pies de Dio Astacio, en perjuicio de los munícipes que los acogieron, para fiscalizar las acciones del alcalde y exigirle rendición de cuentas de cada peso gastado.
La primera infamia contra la población fue ponerle en bandeja de plata al alcalde la disponibilidad de 280 millones de pesos a través de un estado de emergencia ficticio, que en principio todos sabían tenía como objetivo desacreditar al alcalde saliente Manuel Jiménez y permitir que el nuevo alcalde manejara con discrecionalidad esa enorme suma de dinero.
Fue un crimen aprobar un estado de emergencia en un municipio donde el alcalde entrante recibió una deuda menor que la del anterior, más de 90 millones de pesos disponibles en el banco y más de cien camiones recolectores de basura, la mayor cantidad que cualquier ayuntamiento pudiera dejar. Lo peor de todo es que la exsecretaria general de la alcaldía anterior, y tal vez la figura de mayor responsabilidad en la derrota de su alcalde, no tuvo el pudor ni la decencia de defender la gestión en la que fue jefa de gabinete en su nuevo rol de regidora. Por el contrario, levantó la mano de manera entusiasta para aprobar ese manejo de dinero poco transparente.
Luego, el alcalde, en lugar de eliminar los vertederos que quedaban en el municipio, los legalizó, instalando enormes contenedores que escondían la basura pero causaban un daño enorme al medio ambiente. Estos violaban los espacios públicos, la propia ley municipal y la de medio ambiente. Los regidores, con un silencio cómplice, permitieron ese crimen contra la ciudad. Meses después, esa basura que inicialmente ocultaban en los contenedores se ha multiplicado, y los servicios han colapsado, hasta el punto de que, incluso en los contenedores más grandes, estos lucen rebosados y el hedor se siente a más de 400 metros de distancia. La contaminación por gases metano emitidos por esos contenedores está causando un terrible daño al medio ambiente y la salud de los ciudadanos. Lo peor de todo es que ni siquiera los regidores de oposición le han pedido al alcalde que retire esas estaciones de transferencia de la ciudad.
El regalo de la falta de transparencia del alcalde se evidencia en el hecho de que se fue el 2024 sin el informe de los primeros cien días. Nadie sabe cómo se adquirieron esos contenedores, cuánto costaron, ni cuáles fueron donados. Mientras tanto, los regidores del PLD y la Fuerza del Pueblo, en lugar de actuar como fiscalizadores, se han convertido, con su silencio, en cómplices de la falta de transparencia del alcalde.
El último «regalo» de los regidores al municipio de Santo Domingo Este fue aprobar un presupuesto municipal de más de 3,500 millones de pesos sin un sustento claro de los ingresos estimados que podrían ingresar a la alcaldía, lo que evidencia que dicho presupuesto será sustentado con préstamos y aumentos en los arbitrios, en detrimento de los munícipes de Santo Domingo Este.
Aumentar el presupuesto del alcalde de 2,200 millones a más de 3,500 millones, para un alcalde que en 8 meses gastó más en publicidad para su imagen personal en los medios del Distrito Nacional que lo que el alcalde anterior gastó en 4 años, es preocupante. Si al menos ese dinero en publicidad se hubiera invertido en los medios del municipio de Santo Domingo Este, el lugar que aporta con su arbitrio el dinero que alegremente el alcalde gasta en el otro lado del río, se habría beneficiado la comunidad que lo eligió como alcalde.`
Sabemos que los regidores gastaron mucho dinero en la campaña pasada y necesitan recuperarlo, pero aun así
deben decirle al alcalde que, en lugar de regalarle a esta comunidad contenedores de basura maloliente y destinar presupuesto a publicidad fuera del municipio, deben darle oportunidad a los medios locales, para que la economía de Santo Domingo Este pueda prosperar y la ciudad se levante como Dios manda.
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