Cada 26 de enero, se conmemora el natalicio de Juan Pablo Duarte, principal ideólogo y líder del movimiento independentista que dio origen a la República Dominicana. Nació el 26 de enero de 1813 en Santo Domingo, considerado uno de los Padres de la Patria junto a Matías Ramón Mella y Francisco del Rosario Sánchez.
Al cumplirse este domingo su 212 aniversario, es una ocasión para reflexionar sobre su legado y resaltar los valores patrióticos que promovió, tales como la libertad, la justicia y la soberanía nacional. Duarte dejó un legado que trasciende generaciones. Fue un hombre de fe cristiana. Su compromiso con los principios cristianos y su moralidad solidad influyeron en sus acciones políticas, desde joven fue educado en un ambiente religioso, lo que modeló su carácter y visión de la sociedad.
Entre sus aportes más destacados se encuentran: La creación de La Trinitaria (1838): Una sociedad secreta que impulsó el movimiento independentista. El proyecto de Constitución: Duarte promovió principios como la soberanía popular, la abolición de la esclavitud y la igualdad ante la ley.
Además, su visión de unidad y justicia, siempre buscó construir un país soberano, democrático y justo, libre de toda opresión extranjera. La celebración del nacimiento de este ilustre dominicano, es una oportunidad para reafirmar los valores patrióticos y reflexionar sobre los ideales que dieron forma a la República Dominicana.
Juan Pablo Duarte como figura central en la independencia dominicana no solo como líder del movimiento independentista, sino también como ideólogo y visionario del constitucionalismo dominicano, que concebía la independencia como un derecho irrenunciable del pueblo dominicano, enfatizando que la soberanía reside en la voluntad del pueblo y no debe ser objeto de negociación.
Su gran legado como fundador de La Trinitaria, núcleo revolucionario, cuyo propósito era organizar y ejecutar la lucha por la independencia frente a la ocupación haitiana, aquí cabe mencionar su conocida frase: «Trabajemos por y para la patria, que es trabajar para nuestros hijos y para nosotros mismos».
Y ni hablar de su proyecto de Constitución, en el que propuso principios avanzados para la época, como la separación de poderes, la igualdad ante la ley y la protección de los derechos fundamentales. En definitiva, Duarte no buscaba poder personal, sino la construcción de una nación libre, justa y soberana. Este compromiso ético lo convierte en un modelo de liderazgo político y moral.
Al llegar a la celebración de su 212 aniversario, los dominicanos deben repasar y mantener vivos sus ideales, como la justicia, la democracia y la soberanía, como una guía para la República Dominicana y una fuente de inspiración para enfrentar los retos actuales que viven los dominicanos; seguir luchando por el país que soñamos.
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