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Digamos adiós a la clase media dominicana

Lo que está por verse es si la clase media aceptará mansamente que le disminuyan su calidad de vida

 

Al parecer es parte de la agenda globalista occidental hacer desaparecer a la clase media, tal como la hemos conocido hasta ahora, para que en la nueva sociedad que pretenden construir esos poderes fácticos mundiales sólo existan dos grupos sociales: pobres y ricos.

Eso sería una forma sociológica de justificar la pobreza y en términos filosóficos reconocer que ser pobre es algo normal en la nueva sociedad moderna post Covid del siglo XXI.
Para justificar aún más el nuevo ejército de pobres y hacerlos sentir bien e importante a la vez, la agenda globalista propone la eliminación de fronteras entre los países para que ese ejército de mano de obra barata pueda trasladarse de un país a otro sin ninguna restricción.

Primero se propone eliminar las fronteras físicas para después avanzar hacia la eliminación de los estados nacionales. La idea es ir eliminando todo tipo de intermediación física, social, económica y política para crear un mundo supuestamente igualitario, en cuanto el acceso al trabajo pero no así a los medios de producción.

Para eso el globalismo sugiere eliminar todo tipo de fronteras entre los países. El soporte tecnológico para implementar este nuevo globalismo económico, político y social será la tecnología de cadenas de bloques o blockchain.

Para ejecutar dicha estrategia hay que eliminar a la clase media y despegarla de una vez por toda de la clase alta y acercarla a la clase pobre.

La propuesta de Ley de modernidad fiscal cumple todos esos requisitos necesarios para empezar a abolir o por lo menos reducir sustancialmente a la clase media dominicana.
A partir de este momento ese grupo social llamado clase media sería sometido a un proceso paulatino de extinción, obligándolo a cambiar drásticamente su estilo de vida.

Residenciales

Los residenciales que hoy son ocupados por personas de clase media serían ocupados por personas de clase alta ya que ningún clase media podrá pagar el IPI ni el mantenimiento de su apartamento, pero tampoco calificará para tomar un préstamo de monto tan elevado y a tasas de interés imposible de costear.

De igual forma, los vehículos que hoy son usados por clase medía también pasarían a la clase alta porque ningún clase media podrá mantenerlo ni pagar su elevado costo y consumo de combustible ni tampoco el precio de placas. La clase media será inducida a comprar pequeños vehículos eléctricos.

Ningún clase media podrá continuar visitando su médico en una clínica privada porque es muy posible que el precio de una simple consulta suba al doble del costo actual, porque los médicos subirán su tarifa al tener que declarar el impuesto sobre la renta anualmente y cobrar el ITBIS por servicios prestados.

Y todos sabemos que los hospitales públicos dominicanos no están en condiciones físicas ni médicas de recibir a los nuevos pacientes empobrecidos por la inflación y los impuestos. La clase media se hará más pobre.

Lo mismo sucederá con la educación, sólo los ricos tendrán acceso a la educación privada y la pública es un desastre.

Hasta donde sabemos son las personas de clase media los que más compras realizan a través del internet pero ahora deberán pagar impuestos por todos los servicios que hoy usamos basados en el Internet (Netflix, Uber, Spotify, ARNB, etc.) aumentando así no solo la brecha económica sino también la brecha digital y ni hablar del precio final de dichos servicios. Las personas pudientes no tienen necesidad de comprar por Internet porque viajan varias veces al año cada vez que quieren y aprovechan para comprar lo que necesitan.

De manera que ese impuesto ha sido fríamente concebido para meterle la mano en el bolsillo a la clase media dominicana.

Esa clase media dominicana que ha tenido que endeudarse por encima de los 90 mil millones de pesos en estos últimos años haciendo uso de su tarjeta de crédito para poder mantener su calidad de vida, no podrá resistir esta reforma fiscal. Así que necesariamente tendrá que emigrar hacia la pobreza, pero no pasa nada porque estamos cumpliendo con la agenda globalista occidental, y construyendo la nueva sociedad post Covid del Siglo XXI.

El proyecto de Ley de modernidad fiscal no habla o sólo trata de forma muy tangencial la evasión fiscal, el excesivo gasto público corriente, las transferencias, las exoneraciones, el insuficiente gasto de capital y la debilidad en la Administración Tributaria. Todo eso, porque al parecer su principal objetivo es pagar la exuberante deuda externa y seguir gastando a manos suelta el presupuesto nacional, según los intereses económicos y políticos del momento.

Tiro de gracia

El pago generalizado del ITBIS ahora llamado IVA sería el tiro de gracia a la clase media dominicana que lo tendrá que pagar hasta por comprar un plátano o un aguacate, mientras un yate una villa un helicóptero o un avión no pagará ni medio centavo.

En un artículo anterior dije que la propuesta de reforma fiscal no garantizaba la eliminación del actual déficit público ni mucho menos servirá para aumentar sustancialmente el gasto de capital. Ni tampoco servirá para aumentar la presión tributaria en los niveles requeridos, porque la esencia de todo este asunto radica en la evidente agonía del modelo económico de producción dominicano sustentado históricamente en manos de obra ilegal y barata.

Esta propuesta de Ley de modernidad fiscal no es más que oxigeno para el decadente y agonizante modelo económico dominicano de producción sustentado siempre en manos de obra ilegal barata, que ahora presionado por organismos internacionales se siente obligado a eliminar esa ilegalidad, o a quedarse sin manos de obra disponible para continuar la reproducción de dicho modelo.

Y aquí aparece un problema social, político y económico. Ante tal disyuntiva la decisión más fácil parecería ser, el conducir paulatinamente a la pobreza a la clase media dominicana para poder ampliar y garantizar el ejército de pobres necesario para mantener la reproducción de dicho modelo sustentado en manos de obra barata, pero que ya no será ilegal, por tratarse de pobres dominicanos, porque de seguro que esta política económica va a aumentar la cantidad de pobres en todo el país.

Lo que está por verse es si la clase media aceptará mansamente que le disminuyan su calidad de vida con el propósito de contribuir, supuestamente, a la construcción de un mundo más igualitario y menos contaminante del medioambiente, tal como lo ordena la agenda globalista occidental. A eso es que le llaman la sociedad post Covid del Siglo XXI. Simplemente una sociedad de ricos y pobres (trabajadores).

Lo peor de todo eso es que los nuevos impuestos sugeridos, así como los aumentos de tasas son muy fácil de evadir, porque son impuestos indirectos, lo cual lo hace todavía más dañino al bolsillo de la clase media dominicana que tendrá que pagarlo.

Tampoco ninguno de los impuestos sugeridos en el proyecto de Ley contribuirá a detener la inflación ni la devaluación del peso dominicano.

De ser aprobada esa reforma como ha sido concedida por el poder ejecutivo, simplemente debemos decir adiós a la clase media dominicana.

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