El cubano José Martí decía con gran acierto que “en política hay cosas que se ven y cosas que no se ven, y que las cosas que no se ven suelen, en ocasiones, ser más importantes que las que se ven”. Aquí el profesor Juan Bosch repetía con frecuencia esa verdad meridiana.
Supongo que de tanto escuchar del maestro, independientemente de que hayan sido buenos o malos alumnos, dirigentes de la talla de Danilo Medina y Leonel Fernández deben haber asimilado el concepto.
Todo lo antes señalado viene a propósito de un eventual triunfo del joven y talentoso Omar Fernández como candidato a senador del Distrito Nacional con el apoyo no solo de la Fuerza del Pueblo, sino también del ahora archirrival de su padre: Danilo Medina, y el Partido de la Liberación Dominicana (PLD).
Cierto, a falta de uno mejor dentro de sus propias filas, Omar es un buen candidato para el PLD, porque sin duda representa una posible carta de triunfo y un freno a una eventual barrida del PRM.
Pero aquí entra de nuevo Martí: un triunfo de Omar Fernández en la principal plaza política del país “representaría los músculos de la Fuerza del Pueblo que el PLD no quisiera ver”.
Según la mayoría de las encuestas dadas a conocer, todo indica que el oficialista Partido Revolucionario Moderno se alzará con más de 25 senadurías, algunas hablan de hasta 30. Si así fuera, quedaría poco para la oposición.
Y resulta que en San Juan, el candidato de la Fuerza del Pueblo, sí, el mismo Félix Bautista, parece invencible por ahora, mientras que el PLD apenas tiene posibilidad remotas en dos o tres provincias.
De ahí que el Distrito Nacional sea el epicentro, el lugar de mayor interés para todas las fuerzas políticas. Principalmente para el PRM, porque sería muy cuestionable que después del presidente y toda la dirigencia de ese partido haber “cargado” en hombros a Moreno este pierda.
Es obvio que Leonel y FP lo daría todo por esta plaza.
Pero, y al PLD, ¿le conviene que gane Omar? Pienso que no.
La razón es sencilla, con el Distrito Nacional y San Juan, Leonel tendría al menos dos senadurías, mientras que las del PLD aún están en veremos, como ya dije.
Pero no sólo eso, y aquí vuelven subrepticiamente Bosch y Martí, observando desde el infinito, si el PLD –que tendría que conformarse con tener un poco más de asientos en la Cámara Baja- queda muy por debajo en la Capital, eso podría poner el pie en el acelerador delante de un precipicio morado.
Y de cara al 2028, ante el ocaso natural de Leonel, sería la opción que opacaría a un exalcalde Abel Martínez, si es que el PLD lo vuelve a postular.
En resumen, un Omar senador sería el gran vengador de su padre, sin alzar siquiera la voz, con esa apariencia típica de un conservador que no mata ni una mosca.
Un triunfo suyo equivaldría a darle jaque mate a Danilo y su partido.
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