Por segunda vez en corto tiempo nos vimos en medio de un tapón de vehículos en la autopista 6 de Noviembre, no muy lejos del peaje, ambos ocasionados por la detención del tránsito ante sendos banderazos de salida de carreras de motores clandestinas.
La primera de las carreras fue a las 6:00 de la mañana y la segunda, a las 5:00 de la tarde. Detienen el tránsito en tan transitada autopista, porque conecta la capital con los pueblos de la región Sur, cuan si fueran los dueños del país.
A mediados de abril pasado, el viceministro de Políticas Públicas del Ministerio de la Juventud, Endry Andrés González, propuso que el Estado asumiera la regulación de las carreras de motocicletas ilegales, a fin de que esa actividad sea controlada.
El funcionario dijo respaldar las medidas que se estarían tomando para la eliminación de las carreras clandestinas, pero que sepamos solo se persigue por unos días, cuando se mata uno de esos muchachos o ellos acaban con la vida de alguien. Desconocemos si se hace algo más.
Hay que perseguir de manera enérgica estas acciones, en lo que se estudia la posibilidad de legalizarla, y que se llevaría mucho tiempo. Hablamos de construir pistas en casi todo el país, garantizarles la vida a esos jóvenes y hasta darles motocicletas, las suyas nunca tendrán características de carreras.
La motovelocidad de manera clandestina es un delito, que esta cobrando muchas vidas, además de decenas de lesionados en las carreteras, avenidas y calles de la República Dominicana. Esto no se puede dejar a la suerte de Dios.
Insistimos a las autoridades competentes la necesidad que tiene el país de que se disminuyan los accidentes fatales, los abusos, imprudencia e impotencia que degenera de esas prácticas fuera de ley, y que tanto dolor llevan a la familia dominicana.