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Bocinazos a ladrones de espacios

El comportamiento indebido es mostrado en el caótico tránsito de las principales ciudades

 

La mayoría de los dominicanos tiene por cultura tratar de saltarse los procesos y no hacer las filas correspondientes para obtener algún servicio o producto, para eso suelen valerse de familiares, amigos o conocidos que trabajan en determinadas instituciones o empresas.

Esa incorrecta forma de comportarse afecta a la minoría que suele hacer la fila o esperar su turno cuando va a hacer alguna diligencia, como es correcto, si actuamos apegados a valores y a un buen comportamiento. Sin embargo, cuando cualquier dominicano viaja o emigra a otro país inmediatamente cambia el chip y empieza a respetar los procesos, porque sabe que fuera de República Dominicana existe el régimen de consecuencias, con muy pocas excepciones.

El comportamiento indebido es mostrado en el caótico tránsito de las principales ciudades de República Dominicana, cuando se incurre en todo tipo de violaciones de tránsito, por el afán de avanzar, sin importar el perjuicio causado a los demás.

Una práctica muy común y perniciosa, es la de no formarse de manera anticipada para ingresar a un túnel y elevado, con el consecuente robo de espacios a quienes lo hacen de forma correcta.

Para mí, esa es una de las acciones que más perjudican la circulación del tránsito en las principales vías del Gran Santo Domingo, con los consiguientes daños para todos, incluso para los infractores de la Ley de Tránsito, que tipifica ese movimiento incorrecto como manejo temerario.

Una vez fui víctima de un robador de espacio que provocó un accidente en la entrada de un elevado, en el cual estuvieron involucrados cinco vehículos, incluido el mío. En esa ocasión, el causante fue tan dichoso que su automóvil no fue tocado y nunca se paró. Por suerte, no hubo personas lesionadas de manera física, pero sí daños a los cinco vehículos.

Cuando nos corresponda estar detrás de un “ladrón de espacio”, toquemos fuerte la bocina de nuestro vehículo, como una forma cívica de llamar a la atención y hacer respetar el derecho adquirido por estar bien formado en la fila de entrada a algún túnel, elevado u otros lugares de las vías terrestres de circulación, por el bien común.

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