Confieso que no soy un erudito en temas espirituales a pesar de poseer una fe inquebrantable que conduce mi voluntad, dedicación y compromiso
Hace un tiempo que leí sobre los agregados psicológicos que se derivan de los pecados. Al analizar estos actos deleznables a la luz del comportamiento social, se puede deducir que son las causas de todos los males que enfrentamos de forma individual y colectiva.
En la doctrina cristiana, toda degradación social y humana tiene su origen en los pecados capitales: soberbia, avaricia, lujuria, ira, gula, envidia y pereza; definidos como un obstáculo para tener una relación satisfactoria con Dios y que fueron establecidos por El papa Gregorio Magno a finales del siglo VI.
Independientemente de la vigencia o no de la idea de pecado en nuestras sociedades, son siete pasiones muy arraigadas en la psique humana. Al analizar cada situación adversa que enfrentamos, podemos identificar que está relacionada con alguno de los siete pecados capitales.
El atraso, la miseria, las precariedades, la frustración y el resentimiento son consecuencia de un comportamiento vinculado a uno o varios pecados y que deriva en problemas económicos sociales y emocionales. Debemos estar pendiente de nuestras acciones para no caer presa de los agregados psicológicos que afectan el desenvolvimiento de nuestras vidas.
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