Santo Domingo Este._ La Pandemia del Covid-19 hizo que muchas personas tomen otros caminos o se vean obligadas a materializar el emprendimiento que hace mucho estaban planificando.
Ese es el caso de la licenciada en mercadeo Aurelina Montás, quien producto de cambios repentinos por el ataque del Covid-19 a la humanidad se vio precisada a adelantar la creación de su empresa especializada en diseño y mantenimiento de jardines en espacios públicos y privados, como es Adaia Garden.
Hoy en día sus pasos van más allá del paisajismo. Es asesora de marcas, voz comercial, embajadora De MORE Latinoamérica, capacitadora y experta en negocios.
En los inicios de su negocio, primero virtual, trabajaba para un banco que estaba en proceso de fusionarse con otro, lo cual la hizo apurar el paso para levantar sus alas y volverse independiente, pese a los temores que la arropaban.
“La mayoría de los seres humanos cuando vamos a iniciar cualquier proyecto, nos preguntamos ¿qué pasará?, y a mí también me sucedió”, recuerda, tras resaltar su fe y confianza en Dios.
Por sus conocimientos de mercadeo, identificó el paisajismo como un nicho de negocio, ya que el encierro causó que muchos quisieran estar en sus hogares rodeados de objetos bellos.
«Me di cuenta que en ese momento las personas estaban en sus casas y necesitaban belleza en sus espacios”, dice, para ofrecer una de las razones porque aprovechó la oportunidad.
También, la empujó la experiencia en jardinería adquirida en su trabajo, lo cual lo ha unido a las capacitaciones realizadas en la Escuela de Artes de Alto de Chavón para reforzar sus conocimientos y brindar un servicio más especializado a sus clientes.
Es una mujer fuerte y decidida, pero como cualquier ser humano en algún momento siente alguna debilidad. Para levantarse con más fortaleza cuenta con el apoyo de su familia, especialmente de su esposo Yeison Ventura Soto, quien ha estado a su lado y atento al negocio. “La familia es lo más fuerte de la sociedad”, dice para mostrar su creencia en el primer núcleo social.
Luego de hacer las inversiones necesarias, con los recursos de sus prestaciones y aportes de su esposo, así como recibir “las orientaciones de otros conocedores del negocio” llegó su primer cliente, y ese momento se sintió “realizada”. Vendió plantas a la señora del salón donde acude a realizarse los procesos para cuidar su imagen.
Desde ese tiempo muchas empresas han confiado en ella, lo cual atribuye a sus tareas de supervisión y búsqueda cada día de la calidad en los servicios que ofrece, porque desde su empresa provee a otras oportunidades de recibir ingresos.
La licenciada Montás, a través de su empresa Adaia Garden, reparte bendiciones, además de su esposo, tres hijos, padres y hermanos, a otros ciudadanos, con la impartición de charlas sobre la siembra y cuidado de plantas a niños, entre ellos con discapacidad.
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