No quiero pertenecer a ninguna institución política, religiosa, social y de ninguna índole.
No quiero ser seguidor de nadie, ni de nada. No quiero ser referente, ni modelo de nadie. Solo quiero ser responsable de mis decisiones, conocimientos, y creencias. Esto es, ser seguidor de mi mismo.
¿Por qué entender que debo adherirme a las ideas, creencias y manera de ver el mundo de los demás.? ¿Será porque los demás no se sienten tan seguros en sus cosmovisiones, y acallan sus temores e incertidumbres con las muchedumbres?. No necesito de la mayoria para estar seguro y satisfecho con mis convicciones.
Tampoco siento soledad al estar solo. El estar solo acendra mi carácter. Acalla el bullicio y los miedos de los demás. La realidad nunca ha sido propiedad de la mayoría.
¿ La manera en que percibo la vida y entiendo la realidad es igual a la de los demás? La ciencia ha demostrado que no. ¿Y entonces, por qué quieren que mis pensamientos converjan con los pensamientos de los demas? Es la forma que tienen los «conductores de masa», llamados también manipuladores, para producir seres humanos en serie, como si fueran artículos con códigos de barras, para domesticarlos a su antojo.
Pues no. Me niego rotundamente. Soy flexible y respetuoso. Si se quiere hasta democrático. Que los demás piensen, crean y actúen como quieran y entiendan. No me preocupa ni afecta. Por el contrario, los estimulo. Pero defiendo hasta la muerte, el derecho que me asiste de tener pensamientos, creencias y actuaciones divergentes, en desarmonia con los demás.
Vivan!!! Si bajo cuando ustedes suben, es sólo que veo la realidad con otro prisma. Parodiando al poeta español Campoamor: «nada es verdad ni es mentira. Todo es según el color del cristal con que se mira».